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#01 Entrevista a Leo Marcazzolo

Autora del libro La enviada especial (Libros del Amanecer, 2021)


Por Francisca Rodríguez Castro


La Enviada Especial es mi forma de controlar la ira"

¿Cómo fue el proceso de escritura de La Enviada Especial?


El proceso de escritura fue difícil, porque tenía que retomar un personaje que es “La Enviada Especial”. Había trabajado con ese personaje en el Clinic. Cuando yo era periodista del Clinic creé la figura de “La Enviada Especial” para cubrir política.


Las cosas que han pasado el último tiempo en el país han sido tan dramáticas y nos han afectado de un modo tan profundo, que decidí revivir a “La Enviada Especial”, darle un poco de aire.


Fue difícil, porque encontrar nuevamente una voz como esa, que no puede ser igual porque yo estoy más madura, porque el país está más maduro, fue difícil. De hecho, el primer capítulo, que es el “Factor Piñera”, me costó una semana y media escribirlo, aunque es súper poquitito, porque tienes que encontrar el tono y en la escritura el tono es ensayo y error, no es algo que uno pueda deliberadamente pensar.


¿Qué te motivó a publicar este libro en un momento previo a las elecciones?


Me motivó que tenía algo que decir. Haber hecho esa figura literaria en el Clinic fue un acierto y creo que en las elecciones actuales valía la pena revivirla, creo que ella tenía algo que decir. Digo que es ella, no porque esté hablando en tercera persona de mí, sino porque ella tiene un lenguaje que yo no tengo cuando escribo. La saqué del closet, la desempolve.


¿Qué encontramos de ti en La Enviada Especial?



Tiene mi humor, es parte de mi humor. Yo tengo más rabia que “La Enviada Especial” a veces. “La Enviada Especial” es mi forma de controlar la ira. La ira que me dan los políticos mentirosos. La ira que me producen las injusticias. Yo no soy la persona más justa del mundo, uno se equívoca, pero estamos hablando de personas que deliberadamente cometen actos antiéticos y les da lo mismo, y después van a mentir.


El ser humano se puede equivocar cuantas veces quiera, pero cuando tú cometes deliberadamente un acto antiético yo creo que ahí no eres una buena persona, te fuiste al “lado oscuro de la fuerza”. Cuanto tú deliberadamente recibes un sueldo de 10 millones de pesos y decides recibir el cheque de Lusic porque te va ayudar para que votes a favor de sus proyectos económicos, el problema no es de Lusic, el problema es del político que no sabe de qué lado está. El político tiene que estar del lado de las personas que lo eligieron, mala suerte si no lo eligen de nuevo.


Una vez yo le pregunté a un político: ¿usted quiere ser toda la vida diputado? Me dijo: ¿tú quieres ser toda la vida periodista? Le dije: mira no sé si quiero ser toda la vida periodista y segundo yo encuentro que una persona no puede ambicionar ser toda la vida diputado. Si los diputados, los senadores, son cargos de elección popular, no es vitalicio, por eso se van renovando las elecciones.


Entonces ellos quieren ser vitalicios porque quieren tener su segunda vivienda, su tercera vivienda y hasta su cuarta vivienda. Empiezan a armar pactos oscuros con el diablo para quedarse ahí.


En esta carrera como reportera ¿has descubierto algún político con una ética diferente o más “elevada”?


Yo creo que Viera-Gallo tenía buenas intenciones con Chile, yo creo que hay muchos que han tenido buenas intenciones con Chile. Yo creo que Michelle Bachelet, si la hubiesen dejado gobernar un rato, se habrían hecho las cosas que se tenían que hacer.


Ahora lo que pasó con Soquimich y todo el derrumbe del institucionalismo en Chile, sirvió bastante, primero para rebajar las platas de las campañas electorales lo que provoca que los políticos no dependan tanto de lo fáctico. En los 90´, en los 2000, si tú no hacías pacto con los poderes fácticos no podías salir electo ni reelecto, no había ninguna alternativa, ninguna chance. ¿Por qué? Porque necesitas ganar o igualar a un candidato que tenía millones y millones de pesos para cubrir la ciudad con “palomas” por ejemplo. Entonces el candidato que no tenía esa plata estaba invisibilizado por el que sí tenía esa plata.


En gran medida las redes sociales, la transparencia en el Servel, bueno más transparencia, porque todavía no se mejora, sirve para que los candidatos puedan competir de forma más justa. De hecho, en las últimas elecciones no hemos visto la ciudad alterada estéticamente por los candidatos presidenciales, o los candidatos a diputados o senadores. Yo salí a la calle, todos salíamos a la calle y las “palomas” eran mínimas. Las gigantografías eran mínimas.


Si uno hace memoria, hace unos 6 o menos años atrás, la ciudad estaba súper alterada. Entonces había gente honrada políticamente, políticos que eran honrados, pero tenían que hacer pactos oscuros, porque si no lo hacían era imposible que salieran electos. El sistema estaba contaminado. No solamente los políticos estaban contaminados, también el sistema.


Por ejemplo si yo quiero salir electa, mi opositor ocupa 100 millones de pesos en una campaña electoral, yo tengo solamente 10 millones de pesos, un décimo de lo que tiene mi contendor, es obvio que no voy a salir electo, no tengo ninguna chance. Ahí es cuando entras al pacto con el poder. Hay muchos que al principio piensan: “voy a aceptar estas platas oscuras, pero después voy a llegar al parlamento y efectivamente voy a gobernar para la gente más modesta, para la gente que de verdad lo necesita, pero no se dan cuenta como los que en un minuto, te dieron la plata para que salieras electo, te la dieron para cobrartela después al minuto de legislar. El sistema es completamente corrupto. Eso es lo que salió con el caso Soquimich “La Enviada Especial” se aleja de eso, porque trata de reírse un poco de eso.



En este nuevo libro ¿cómo ha cambiado La Enviada Especial o qué cambiaste de ella?


Cuando yo hice “La Enviada Especial” en el Clinic, tenía 27 años. Mi experiencia política era escasa, no digo que mi experiencia política hoy sea mucha, pero hay un cambio. En el Clinic nosotros teníamos una sensación de permanente cinismo y escepticismo frente a la realidad, y frente al mundo. Estábamos en un sitial del poder que los propios lectores nos lo daban, cuando cada jueves, cada 15 días salíamos a la calle y todo el mundo estaba con un Clinic abierto. Era como la bandera chilena. Cuando tú tienes ese poder, cuando estás rodeada de gente súper inteligente, que todos tienen una visión más o menos cínica, te sientes más segura.


La visión que yo tengo ahora a los 47 años, es distinta, porque puedo sacar las conclusiones de todo lo que pasó con esta democracia pactada que tuvimos, que tuvo sus cosas excelentes y sus cosas no tan buenas. Entonces la mirada de “La Enviada Especial” hoy, después de 20 años, es más modesta. No se si más mesurada, es igual de alocada, pero si es una mirada más meditada. Es una voz que yo estuve desarrollando en el diario “La Tercera”, en la sección “Culto” el año pasado durante la pandemia. Yo estuve escribiendo columnas, no eran reportajes, eran más bien reflexivas. Y esa persona que reflexionó el año pasado en “Culto”, también está en este libro, sobre todo en el último capítulo y en ciertas partes del reporteo.


“La Enviada Especial” en The Clinic era pura risa, pura escena graciosa, pero era cero reflexión. En este minuto sí hay reflexión, porque en el fondo los políticos no solo están para reírse, sino que los periodistas o los escritores o el mundo crítico tiene que juzgarlos porque son personas que han sido malas con la ciudadanía. Le han pagado plata y han tenido el descaro de robársela, de votar por los tipos que les están financiando las campañas. Si te están pagando 9 millones de pesos, que es muchísima plata, no puede ser que además de esa plata, estés recibiendo sobres con billetes debajo de la mesa para votar a favor de los poderosos.


¿Siempre pensaste mostrar “el lado b” de las campañas o de los candidatos?


Siempre lo pensé. Lo que pasa es que el periodismo que a mí me interesa hacer, la escritura que a mí me interesa hacer, siempre está referida al “lado b.”


En mi carrera periodística me he caído un millón de veces, he cometido millones de errores, también he tenido un par de aciertos, pero lo que no estoy dispuesta a transar es el riesgo. Escribir un libro es súper difícil y para todo el mundo, aunque el libro sea bueno o el libro sea malo, es un ejercicio súper difícil. ¿Por qué? Porque tiene que ver con tu ego, porque uno sabe que las posibilidades de acierto o de éxito son muy inferiores a las posibilidades de fracaso, sin embargo, uno igual se encamina a esta aventura de escribir un libro, porque es algo que uno tiene que hacer.


Entonces en la medida de ese esfuerzo, en la medida de ese rigor que te significa escribir un libro, para mí no vale la pena escribir lo que todos escriben. Si ya voy a “entrar” a escribir un libro con dos hijos, con varias cosas que hago en la vida, si no me voy a arriesgar, ¿para qué hacerlo? Yo no entiendo a los escritores que no toman riesgos, porque es tal el esfuerzo de escribir un libro, que al menos arriésgate con un nuevo lenguaje, con una nueva forma de escribir, con un descubrimiento, aunque salga mal. Nadie sabe si las cosas van a salir bien o van a salir mal, nadie sabe si a la gente le va a gustar o no le va a gustar.


Dado el actual contexto, donde se está redactando una nueva Carta Magna ¿qué crees que es indispensable que se considere respecto al desarrollo de la literatura, las artes y las culturas al redactarla?


En términos generales creo que la Carta Magna no sólo debe propender hacia una social democracia, donde todo está regido bajo valores universales. Que no solo los más modestos puedan optar a derechos, sino que también la gente de clase media, clase media alta. No puede ser que nos saquen a nosotros para dar bonos que no van a servir para nada a las clases más modestas.


A mí me gustaría que hubieran dos puntos que se respetarán. Primero la equidad y segundo la viabilidad. No puedes tener salud universal de un día para otro, porque dejas al país sin recursos y ahí quedamos todos. Los pobres quedan más pobres, los ricos quedan más ricos.


En términos de la cultura y las artes a mí me gustaría (…) durante estos 40 años de democracia pactada, las culturas y las artes han sido deliberadamente no financiadas y deliberadamente vilipendiadas porque necesitaban tener a la gente alienada y narcotizada, olvidándose de lo que es el arte.


Me gustaría que el arte estuviera más presente en las calles, estuviera más presente en la vida y me gustaría que crearan verdaderos puentes para que los privados empezarán a financiar las artes y las culturas. En Europa y en Estados Unidos es un honor financiar una exposición de pintura. En este país los artistas son vistos como los flojos, los vagonetas. No digo que no haya vagonetas, no lo digo, hay mucho vagonetas. No niego que no hayan, pero también hay muchos que queremos otra cosa, queremos que la gente esté consciente, que le den la oportunidad a la gente. Hicieron unos murales maravillosos en la población “La Victoria”, ¿cómo eso no va a ser mejor que destinar la plata a otra cosa? Deporte, cultura, arte. Es algo que tiene que estar.



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